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La delgada línea

- A veces pienso que la línea de pensamiento que nos divide es ínfima... pero siento que dentro de ella existe un abismo que nos separa terriblemente. –

Era tarde. Lloviznaba. Las calles estaban desiertas. Solo se escuchaba el viento y un cable golpeando el vidrio de una ventana. No recordaba con exactitud si alguna vez había pisado esas calles, tampoco sabia porque estaba allí... Todo estaba pintado de un tono gris, como en una película vieja.. No sabia hacia donde se dirigía pero el paso era firma. Algo estaba buscando... un lugar... un mensaje... no lo sabia. A lo lejos, se escuchaba música... Hacia allí se dirigió. Provenía del interior de una casa con techo a dos aguas... la casa le era familiar. Miró por la ventana, y vio una anciana meciéndose al son de la canción... tarareaba... se mecía... tarareaba... se seguía meciendo. De pronto, algo sucedió. La anciana se dio vuelta y la miró a través de la ventana. La miró y le sonrió. Tuvo la sensación de que la estaba esperando. Se observaros detenidamente hasta que la canción terminó. El silencio hizo desaparecer todo, desapareció la casa, desapareció el pueblo, desapareció la anciana... Solo quedó ella, parada en el medio de la nada misma, sola... Y se sintió vacía, triste. Cerró los ojos intentando despertar ya que estaba segura que estaba soñando. Los cerró con fuerza... y sin saber porque motivo, comenzó a llorar.

Abu... ¿estas bien? - silencio - Llamá a mamá Rodri que algo le pasa a la abuela... -

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